Aerografia ¿Quienes sómos?
aerografia
Somos una pequeña institucion que esta dedicada a enaltecer las técnicas de la aerografia, estamos en constante crecimiento, estamos dispuestos a cumplir con los requerimientos de las personas que desean algo diferente en sus franelas, por eso intentamos ser los mejores AEROGRAFISTAS y dar lo máximo con el aerografo. Aplicamos esta técnica sobre franelas (camisas) y otras superficies.
¿Que es la aerografia?
La aerografía es un método por el cual se aplica color a una superficie determinada, plana o tridimensional, Dos son las herramientas fundamentales para ser utilizadas en esta actividad. Una de las herramientas utilizada a tal fin se denomina aerógrafo.
La Aerografía consiste en aplicar color a una superficie plana o tridimensional. Su herramienta fundamental es el aerógrafo, una pistola del tamaño de un lápiz que expele pintura y aire a presión producido por un compresor. El flujo de aire crea una succión que impulsa a la pintura desde el depósito (copa metálica con el aire a presión) y es pulverizada al exterior coloreando la superficie elegida.
El voluntario del flujo de pintura se controla abriendo y cerrando la boquilla del aerógrafo.
Podemos aplicar la Aerografía en decoración textil, cascos, motos, coches, retoque fotográfico, modelismo, artes plásticas, restauración, ilustración, etc...
La aerografía es una técnica que se utiliza para la pintura. En ella, en vez de un pincel, se recurre a un compresor de aire que expulsa los colores en forma de cono. En nuestro país, para ejercer este método, se utiliza más las latas de aire o aerosoles y por ello no ha alcanzado a ser catalogado como profesional, sino como callejero.
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Foto: Walter López
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Prácticas. Los talleres de nuestro país carecen de los materiales necesarios para ejercer la aerografía.
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El Salvador es una nación en donde se tiene problemas para explotar el arte. Se dice que es muy complicado ser un artista en nuestra región por todas las limitaciones con las que se encuentran: las grandes distancias que hay que viajar para visitar una escuela de artes, esto para las personas que son del interior del país; las pocas personas que se dedican profesionalmente a la enseñanza del arte; la falta de recursos; entre otros problemas.
Un claro ejemplo de ello es la mala experiencia que tiene la técnica de la aerografía en nuestro país. Además de los problemas anteriores, este método debe enfrentarse a que la gente lo estigmatice y lo vea como un tipo de arte urbano o callejero, más bien popular.
La historia de esta habilidad surge en Croacia hace más de 25 años. Luego empieza a tomar auge en Europa, y en una venta de España, mexicanos la aprenden y la llevan a su país. Fue ahí donde se popularizó y se empezó a regar en sus alrededores. En una visita que Rafael Flores hizo a México, junto con otras personas de Suramérica, aprendió la técnica y la trajo a El Salvador, siendo el primer país en Centroamérica en practicar este método. El desarrollo que ha alcanzado en Suramérica ha sido mayor, ya que en Chile, en un parque pueden haber más de treinta personas practicando este método, mientras que en nuestro país a penas y se puede observar a una persona.
En Juayúa (Sonsonate), para poner como modelo, todos los fines de semana se ubica Héctor González, aerógrafo profesional salvadoreño de 33 años, en el centro del parque para ofrecer su arte. Un círculo de gente lo rodea cuando realiza su trabajo. Todos miran admirados con la rapidez que ejecuta esta técnica de la pintura. Para hacerlo, pone una base de cartón, con diferentes tipos aerosoles empieza a darle color; una cuchilla, papel y otros elementos son utilizados para darle la forma y el diseño. Al finalizar su cuadro todos aplauden, pero nadie le compra. Al parecer, más que un arte es un show. Eso a pesar de que los precios oscilan entre los $5 y 15$, dependiendo del tamaño, y un cuadro de óleo o acrílico puede costar alrededor de los $100 a $500.
González considera que esta técnica no puede ser reconocida como una artesanía, ya que no pasa por un proceso de producción en masas, sino que siempre se modifica en su diseño con cuadros nuevos y su elaboración no es en serie. Sin embargo, Herbert Polío, profesor de pintura y fotografía del Centro Nacional de Artes (CENAR), asegura que este método carece de originalidad: “este tipo de técnicas te limita y se vuelve mecánico, porque no se le da un estilo ni una característica propia”.
Pero si viajamos hasta el lado noroeste de San Salvador, encontramos el municipio de Los Planes de Renderos. Es ahí donde Rafael Flores viaja los fines de semana para mostrar su arte. Entre Rafael y Héctor es fácil reconocer cuál cuadro es de cada quien. Según ellos es por su estilo y originalidad de cada uno. Entre los puntos a tomar en cuenta para diferenciarlos se encuentra la forma de diseñar una arboleda, los techos de una casa, la caída del agua en una cascada, las montañas, entre otros elementos.
Otro de los puntos importantes que se debe resaltar es que para poder ejercer la aerografía, como toda técnica de la pintura, hay que estudiar historia del arte, su teoría, corrientes artísticas, conceptos, composiciones, luces, contrastes, figuras, perspectivas, entre otros aspectos relevantes. Según Marta Eréndira Flamenco, coordinadora de Proyección Social de la Escuela de Artes de la Universidad Nacional de El Salvador, “esta técnica se ha adquirido más en la práctica y se ha dejado de lado lo teórico y para que pueda incursionar debe asimilar mejor el arte conceptual”.
Este problema, de que en la aerografía no existan bases teóricas, radica por la falta de apoyo de instituciones culturales, reveló González, quien sin embargo tiene estudios básicos de la pintura. Para Ricardo Martínez, profesor de pintura del CENAR, no es que no se quiera apoyar académicamente, sino que para poder enseñar esta técnica a nivel profesional se necesita de un compresor, que en el mercado salvadoreño es muy caro, porque anda arriba de los $100.
Todo eso hace que, en El Salvador, no haya muchas personas que ejerzan la aerografía, es más, actualmente y a nivel profesional sólo se tiene a dos personas que nos representan nacional e internacionalmente: Héctor González y Rafael Flores. A nivel informal, existe un estimado de 500 personas que conocen la aerografía, pero no la practican. El hecho de que son pocas las personas que la realizan es una limitante para llevarlo a un grado más académico e institucional, porque en las escuelas de arte no hay materias que incluyan esta técnica, y es que hay personas que no miran esta práctica como artística.
Al recorrer los pasillos de la Escuela de Artes de la Universidad Nacional, se puede ver cuadros, esculturas, mesas de trabajo, oficinas, pero nada revela alguna pista sobre compresores o aerosoles para ejercer este método. De igual forma pasa en el Centro Nacional de Artes (CENAR), sus tres talleres de pintura tienen instrumentos como acuarelas, óleo, pinceles, pintura líquida, mesas de trabajo, papel, pero no se observa nada relacionado a la aerografía.
Una de las soluciones o estrategias que plantea González es “trabajar más de cerca con las escuelas y las universidades para encontrar las puertas abiertas a futuros artistas, y realizar talleres grandes con el apoyo de otras instituciones culturales”.
Y es que muchos de los expertos ven un gran futuro en esta técnica si se logra superar algunas de sus limitantes.
Entre los obstáculos con los que se encuentra la aerografía está: la contaminación ambiental, el daño a la salud, el mal olor que repelan los aerosoles, entre otros. Esto a pesar de que los profesionales ocupan aerosoles especiales traídos de Estados Unidos que no contaminan el ambiente y que para proteger su salud usan mascarilla.
Pero el problema principal de desarrollo se ve reflejado en la mala costumbre de los salvadoreños de no apoyar al artista nacional, de no comprar arte. Bien se podría tener otras técnicas, además de las actuales, pero no hay un verdadero apoyo. Es por eso que existe una importancia en crear conciencia a que se consuma nuestro arte, explicó González.
El futuro de la aerografía
Como punto de partida, esta técnica es bien vista en Norte América y Europa. Ana Cecilia Aquino, dueña del local Letras Café, dice que Centroamérica va por el mismo camino: “es una técnica muy rápida, con facilidad para los jóvenes y creo que con eso puede ayudar a evolucionar la pintura tradicional”. Polío asegura que para que este método crezca, además de superar la carencia de propiedad, debe combinarse con las verdaderas técnicas de la pintura, ya sea con el óleo o el acrílico.
Además, también Martínez pone de manifiesto su confianza en la aerografía: “por supuesto que esta técnica puede llegar a institucionalizarse en nuestro país, porque sería de mucho valor y beneficio conocerla a profundidad”. De igual forma apoya la idea Flamenco: “es muy vistosa y espontánea, debe prepararse para una proyección a futuro, aunque ya empezó a romper los esquemas en la introducción al arte, porque ya se puede participar en diferentes concursos (como en la Exposición Vienal) con esta técnica”.
En efecto, Héctor González ha obtenido un tercer lugar en los Premios Palmarés de nuestro país, ha logrado el primer puesto en un Certamen Cultural, organizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en Turín, Italia. Y también, junto con su amigo de profesión Rafael Flores, han participado en varios concursos de artes plásticas, obteniendo varios reconocimientos por sus obras realizadas con esta técnica.
Y es que se tiene todas las de ganar si se quiere profesionalizar a la aerografía; ya que, como consta en la historia, El Salvador es pionero en el uso de esta técnica a nivel Centroamericano. Además, los requisitos para aprender este método son muy fáciles: se requiere tener el mínimo de sensibilidad artística, que haya un conocimiento en combinación de colores, que se tenga un buen manejo de las proporciones de los elementos y, sobre todo, una pasión y deseo de desarrollar la pintura.
El país tiene talento y hay muchas personas que quieren conocer el arte, ésta debería de ser una buena manera para promocionarlo y aprender, porque es una técnica muy sencilla y muy barata para cultivarla. En pocas palabra, es la más ideal, concluyó González con una sonrisa de esperanza en su rostro.